Los datos observados en la cadena de bloques de Bitcoin indican que la potencia de procesamiento total dedicada a la minería, conocida como tasa de hash, vuelve a mostrar una tendencia ascendente. Esto acontece justo cuando la dificultad de la red ha tenido un ajuste a la baja.
Este ajuste, ocurrido el 3 de mayo, facilitó la labor de los mineros, rompiendo una serie de cuatro aumentos consecutivos en la métrica de dificultad. La «Dificultad» es una característica propia de la cadena de bloques de BTC. Su función es regular cuán arduo es para los mineros el proceso de añadir nuevos bloques a la red. El valor de esta Dificultad se adapta según la rapidez con la que los mineros realizan su trabajo. La cadena modifica automáticamente este valor, lo hace cada dos semanas aproximadamente.
La regla fundamental establecida por Satoshi Nakamoto para estos ajustes: mantener el tiempo promedio entre la adición de bloques cerca de los 10 minutos.
¿Cómo afecta dicha dificultad a los mineros de Bitcoin?
Esto implica que si los mineros procesan y añaden bloques más rápido que el objetivo de 10 minutos por bloque, la red debe elevar su Dificultad para frenarlos un poco. Por el contrario, si los validadores se vuelven más lentos, la Dificultad debe disminuir para ayudarles a recuperar el ritmo estándar.
Los mineros aceleran o ralentizan su tarea dependiendo de la potencia de procesamiento total que emplean, que es la tasa de hash. El siguiente gráfico muestra que, en un periodo previo, los mineros estaban en una fase de rápido crecimiento, lo que llevó a BTC a incrementar su Dificultad cuatro veces seguidas.
Para los mineros de Bitcoin, la Dificultad implica que no pueden extraer colectivamente una cantidad mayor de subsidio de bloque de la que la red permite, sin importar cuánto inviertan en sus instalaciones. El subsidio por bloque es la recompensa en BTC que reciben los mineros por sumar un bloque válido a la cadena. Constituye la mayor parte de lo que ganan, mientras que las tarifas por transacción representan una porción menor.
Dado que la Dificultad siempre busca que los mineros trabajen a un ritmo de 10 minutos por bloque, estos validadores siguen recibiendo más o menos la misma cantidad de esta recompensa cada día, sin importar la tasa de hash general.
Es decir, más poder de cómputo compite por la misma cantidad de ingresos que antes, siempre y cuando la tasa de hash aumente (ojo, esto solo se aplica después del siguiente ajuste de Dificultad; en el intervalo, las ganancias pueden desviarse de la norma). Por lo que, en teoría, los validadores que no logran ampliar sus operaciones en proporción al crecimiento general de la tasa de hash de Bitcoin se quedan, por así decirlo, rezagados frente a la competencia, obteniendo menos ingresos que antes, ya que el total de ingresos en BTC para el conjunto de mineros está limitado.
Buenos datos
Aquellos mineros que ven disminuir sus ingresos tras un aumento de la Dificultad podrían verse forzados a desconectarse. Ahora que la Dificultad finalmente está cediendo un poco, a raíz de esta caída en la tasa de hash, los mineros podrían sentirse de nuevo incentivados a aumentar sus recursos. De hecho, la tendencia más reciente del promedio de 7 días de esta métrica apunta, hasta el momento, justo en esa dirección. Parece que la cosa se está animando de nuevo por ese lado.