Guerra de consolas

Vuelve la guerra de consolas, lo queramos o no

  • Con Microsoft y Sony adquiriendo nuevos desarrolladores, es solo cuestión de tiempo para que vuelva la guerra de consolas.
  • Microsoft tiene todas las de ganar si aplica bien sus futuros exclusivos, gracias al ecosistema de Xbox Game Pass.
  • El problema, es que, si vuelven los exclusivos los únicos que salimos perdiendo seremos nosotros, los jugadores.

Se podría decir que durante la generación anterior las exclusivas fueron únicamente de Sony con un Microsoft que parecía importarle poco y nada. Sin embargo, todo parece indicar que vuelve la guerra de consolas, lo queramos o no.

Durante muchos años, Microsoft y Sony han estado adquiriendo desarrolladoras de terceros; en muchas ocasiones con las cuales ya tienen relaciones contractuales y los añaden sus extensas carteras. Por ejemplo, Double Fine Productions es parte de Microsoft, mientras que Housemarque ahora forma parte de Sony. Incluso Insomniac Games y Bethesda Softworks fueron adquiridas por Sony y Microsoft respectivamente. Esto dejan en claro que ambos gigantes se están preparando para una guerra de consolas.

¿Por qué se compran estudios? ¿Por qué se venden?

Básicamente se trata de obtener control, de una u otra forma. Por ejemplo, ahora que Sony se hizo con Insomniac Games, el estudio no puede desarrollar un nuevo Sunset Overdrive para Microsoft. Además, cuando Sony quiera desarrollar un Ratchet & Clank u otro juego de Spider-Man no tiene que sacar número para que le atiendan.

Microsoft por su parte, lo hizo demasiado bien al asegurarse un desarrollador como Bathesda, responsable de juegos impresionantes y que tiene el corazón de millones de fanáticos.

Evidentemente, para aquellos estudios que se venden, vivir debajo de la falda de Microsoft y Sony es algo totalmente seguro. Imagina que viene una empresa gigante a decirte que te paga todas las facturas a cambio de más videojuegos, evidentemente es un sí rotundo.

Ser independientes ofrece algo que es clave: la libertad, el único problema es que tiene un precio y es que no tienen una red de seguridad. El socio correcto da la posibilidad de que un estudio pueda hacer lo que quiera. El CEO y presidente de Double Fine, Tim Schafer comento “Microsoft nos explicó la nueva forma en que se están realizando estas adquisiciones con estudios que no se encuentran integrados a Microsoft. Se quedan solos, hacen lo que desean y se mantienen independientes, pero se encuentran financiados. Esto parece un excelente negocio”.

Lo mismo o similar, ocurrió en el caso de Housemarque. Sony apareció y le ofreció a financiamiento y libertad; esto es algo a lo que no se le puede decir que no. Una de las grandes ventajas para el CEO de Housemarque es justamente obtener libertad financiera para poder hacer algo interesante; incluso arriesgarse innovando sin tener que preocuparse por la factura.

El gran problema en este sentido es que, luego de publicar Pyschonauts 2 para todas las personas de la plataforma Kickstarter, los futuros juegos de Double Fine será exclusivos de Xbox. Por su parte, Housemarque esta creando juegos que serán exclusivos para la consola de Sony.

Por lo tanto, Double Fine y Housemarque obtienen seguridad y libertad financiera. Microsoft gana una gran cantidad de juegos extraños del primero, mientras que el segundo se encarga de trabajar para PlayStation y entregarnos juegos como Returnal. En este sentido da la impresión de que todos ganan, en teoría.

Vuelve la guerra de consolas ¿Qué sucederá con los jugadores?

La interminable guerra de consolas: Sony vs Microsoft.

El problema aquí es que si bien, es algo positivo para las empresas, quizás no lo sea tanto para nosotros, los jugadores. El hecho de que estas dos grandes compañías adquieran estudios como los mencionados anteriormente, garantiza que dichos estudios tienen asegurado seguir un tiempo más desarrollando grandes videojuegos.

El problema es que ahora, los jugadores van a tener que adorar dichos juegos en términos de Sony y Microsoft, en sus consolas específicas.

Hace muchos años si deseabas jugar juegos como Halo 3, Gears of War, y Metal Gear Solid 4 tenías que tener una Xbox 360 y una PS3 si querías jugar un título como Ratchet & Clank y Blinx: The Time Sweeper, era necesario disponer de dos consolas.

Con el paso de los años y del aumento de juegos independientes y de títulos de terceros multiplataforma, todo eso fue cambiando. Dependiendo del tipo de juego que buscaras, se podía disfrutar de la mayoría de títulos en una única consola. Si bien todavía seguían existiendo exclusivos, no eran demasiados, no como en otras épocas.

Las consolas encontraron una nueva forma de diferenciarse, de añadir valor. PlayStation 4 seguía con sus imprescindibles como God of War y Bloodborne. Pero Microsoft hizo las cosas ligeramente diferentes gracias a Xbox Game Pass.

Ofreciendo un servicio similar a Netflix consiguió enamorar a millones de jugadores alrededor del mundo. Imagina que muchas personas ponían en la balanza entre algunos exclusivos de Sony y la posibilidad de que, con una suscripción anual muy accesible, pueden acceder a más de 100 juegos ¿Qué debemos elegir?

Sony y Microsoft pasaron toda una generación divergiendo entre sí. El tema es que ahora que Game Pass se encuentra funcionando y que es un gran éxito, Microsoft aprovecha dicha oportunidad para tener lo mejor de ambos mundos: juegos exclusivos y un servicio de suscripción muy atractivo.

Al crear un ecosistema que se beneficia de las exclusivas, Microsoft va a poder competir contra Sony en el mundo de los exclusivos y, si lo hace bien, ganarle de forma rotunda. Pero Sony no se queda atrás, ambas empresas están comprando desarrolladoras y todo parece indicar que volverá una de las cosas que, muchos de nosotros, odiamos y bastante: la guerra de consolas.

¿Dónde vamos a terminar?

Sin importar la edad, los exclusivos son un mal negocio para los jugadores, especialmente para los niños. En la mayoría de los casos cuentan con una única consola para toda una generación, ya sea que es un regalo o por ahorros de mucho tiempo.

Vivimos en una época en donde el juego cruzado o cross-play es algo relativamente normal que poco a poco se va añadiendo a más títulos. Nos da la posibilidad de compartir momentos y experiencias agradables con personas que tienen otra consola diferente a la nuestra, eliminando el factor “guerra de consolas” y borrando esa brecha que crean los exclusivos.

El problema es que, con estos movimientos, como Microsoft quedándose con Bethesda, la guerra de consolas es una cuestión de tiempo.

Pero con los fabricantes de consolas comprando estudios de desarrollo, vamos a volver al pasado, a una época en donde muchas personas dejaban todo con tal de defender una simple consola. En donde no todos los jugadores podrán disfrutar de todos los juegos, en donde con algo de suerte van a tener que esperar una generación para que las consolas antiguas bajen sus precios.

En la mitad de la era de Xbox 360 y PlayStation 3 se comenzó a ver como las exclusivas poco a poco se dejaban de lado. No hacía falta quedarse horas viendo información sobre qué consola convenía elegir para poder disfrutar de la mayor cantidad de juegos posibles. Lo único que teníamos que hacer es ver si nos convenía tener Game Pass o no. Pero era algo mínimo.

Con ambas compañías comprando desarrolladoras muy importantes y aumentando su catálogo de exclusivos, estamos retrocediendo en el tiempo. Ahora vamos a necesitar sacar cálculos y pasar varios días viendo cuál de las dos consolas conviene adquirir.

Si esto se desarrolla como apunta actualmente, vamos a obtener dos clases de jugadores principales: aquellos que adquieren ambas consolas o los que defienden de forma insoportablemente leal a la única consola que pueden comprar.

Las adquisiciones de estas compañías beneficias únicamente, a estas compañías. A medida que necesitemos varias consolas para poder disfrutar de un buen catálogo de videojuegos, vamos a ser nosotros, los jugadores, los que salgamos perdiendo.


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