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Ética e Inteligencia Artificial: ¿estamos sobrevalorando lo moral?

Aunque en su momento ya hablamos de transparencia y supervisión ética en torno a la Inteligencia Artificial, lo cierto es que éste es un asunto que se seguirá prestando a la polémica. De hecho, en cuanto a los debates de ética e Inteligencia Artificial, hay quienes entienden que estamos sobrevalorando lo moral. ¿Realmente es así?

Bien, a lo largo de las siguientes líneas intentaremos responder a estas cuestiones, sobre todo porque nos referimos a una tendencia tecnológica de la que apenas conocemos su potencial, que difícilmente vaya a disminuir o detenerse con el paso del tiempo, y que trae tras de sí una serie de implicancias que no pueden pasar desapercibidas.

Para darnos una idea de ello, podemos citar que la gran mayoría de los hogares norteamericanos cuentan con al menos un altavoz inteligente. Muchos de ellos, incluso, tienen varios conectados entre sí, uno en cada ambiente.

Pero esto es sólo la punta del iceberg, y mientras avanzamos inexorablemente a repetir las mismas experiencias en Europa, estamos convencidos de que las consecuencias del uso de estas innovaciones darán que hablar.

Robótica, ¿problema o solución?

Caemos entonces en la ética de las máquinas y los derechos de los robots, otro asunto que gana relevancia en la medida en que la Inteligencia Artificial nos permite enviar, recibir y procesar grandes cantidades de información, haciéndolo sin perder tiempo ni tener que usar nuestras manos. Bastan unos pocos comandos de voz.

Algunos consideran que las interfaces de Inteligencia Artificial representan el siguiente paso en la industria y evolución de Internet, y aunque queda mucho trabajo por hacer, hay razones para pensar que están en lo cierto.

Así como los sistemas informáticos y de Inteligencia Artificial se han vuelto más complejos y de gran alcance, necesariamente eso significa que conllevan más riesgos. Aún sí, hay motivos para ser optimistas al respecto.

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Los «peros» no tienen tanto que ver con la ética como creeríamos

En general, los mayores problemas con la Inteligencia Artificial y el Aprendizaje Automático no son éticos ni están centrados en la privacidad. Basta repasarlos para comprobar que no es así.

El inconveniente del cuello de botella

En este momento, la calidad y cantidad de los conjuntos de datos disponibles son obstáculos mucho más importantes para el crecimiento de la IA de lo que podríamos llegar a imaginarnos. Es lo que se llama «cuello de botella».

Lo que pasa es que casi todos los datos disponibles para algoritmos de Inteligencia Artificial provienen de empresas y comunidades mínimas, y nada tienen que ver con las corporaciones multinacionales que aún no consiguen extraer la totalidad de la información que necesitan. Ese cuello de botella actual está frenando el avance de esta tecnología.

El desafío del almacenamiento

Otro reto al que se enfrenta la industria es que los sistemas de almacenamiento están siendo sometidos al máximo de las redes de Aprendizaje Automático. Hasta que no haya mejores soluciones, estaremos detenidos.

Si quieres saber más, puedes leer este repaso sobre desafíos de la Inteligencia Artificial y el Machine Learning.

La falta de personal

El siguiente obstáculo al que se enfrenta la industria es la falta de personal experimentado, y es lógico porque no hay. Nadie se esperaba que la Inteligencia Artificial creciera tan rápido, y necesitamos tiempo para acostumbrarnos a ella.

Por otro lado, los expertos en este campo no llevan ni una década como profesionales, y los nuevos especialistas están recién graduados. Es la dificultad que tiene adoptar una tecnología innovadora desde cero.

Robots y más robots

Una preocupación común es que «los robots reemplazarán a los humanos» como fuera laboral. En efecto, es verdad. Ahora bien, esto no tiene por qué ser malo, considerando que nos harán falta más temprano que tarde.

Una vez que las personas se liberan de la carga de ciertos tipos de trabajo, pueden elegir su trabajo en lugar de basar su tiempo únicamente en que les paguen lo suficiente para vivir. Y si eso va de la mano de un ingreso mínimo obligatorio, como desean muchos países alrededor del mundo, podemos hacer que los robots trabajen para nosotros.

Abrazando la revolución de la Inteligencia Artificial

A estas alturas, la Inteligencia Artificial es una tecnología que tiene impacto constantemente en nuestras vidas, y lo hace desde las publicidades personalizadas hasta sus interfaces. Somos testigos de otra sociedad, una nueva.

Por supuesto, todavía quedan desafíos y cuestiones éticas que afrontar, y el objetivo de este artículo no pasa por olvidarse de ellas, sino por poner en la balanza también las muchas consecuencias positivas que tendrá.


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