La Unión Europea (UE) ha dado a conocer un código ético con un conjunto de pautas de prácticas dirigidas a las empresas que desarrollan sistemas de IA basados en lenguaje. Este manual, de aceptación no obligatoria, pretende facilitar el cumplimiento de la normativa aprobada el año pasado, que entrará en vigor el próximo 2 de agosto. Los nuevos desarrollos dispondrán de un plazo de doce meses para adecuarse, mientras que los proyectos en operación contarán con un margen de 24 meses.
Dirigido a entidades como OpenAI, Microsoft y Google, el documento se divide en tres bloques:
Revelación de datos de entrenamiento, respeto a la propiedad intelectual y garantías de protección ciudadana. En el apartado relativo a la apertura informativa, los proveedores deberán detallar aspectos como el consumo energético, la capacidad de cómputo empleada y la procedencia de las fuentes utilizadas.
Rutas para preservar derechos de autor
El segundo bloque exige que los modelos de IA no vulneren muros de pago ni esquiven restricciones de rastreo, y que respeten íntegramente la normativa sobre propiedad intelectual vigente.
La medida aparece tras el descontento de los editores digitales, que han promovido una acción legal contra la herramienta de Google que resume contenidos sin llevar usuarios a las páginas originales; Directivos del sector han admitido públicamente la dificultad de armonizar estas tecnologías con la legislación actual.
Protección frente a riesgos
El tercer componente del texto aborda las posibles amenazas para la integridad y los derechos individuales de los usuarios. Allí se recuerda que la normativa clasifica como “alto riesgo” aplicaciones como la vigilancia masiva, el desarrollo de armas autónomas, el fraude y la desinformación.
En este sentido, la Comisión Europea sugiere protocolos de supervisión continua, pruebas de robustez y revisiones periódicas de los modelos. Quienes infrinjan los mandatos podrían ver su facturación anual afectada con sanciones de hasta un 7 %, según Bloomberg.
Aunque las empresas no están obligadas a suscribir estas reglas, la urgencia por adaptar sus productos sin contratiempos ha motivado acercamientos preliminares. Con un tono cercano, la Comisión recalca que esta vía voluntaria es la manera más ágil para alinearse con el nuevo marco legal, evitando trabas y polémicas de última hora, y asegurando así un despliegue sosegado de las aplicaciones basadas en lenguaje.