El reciente acuerdo entre AMD y OpenAI ha desvelado una estructura financiera de lo más curiosa, donde la propia AMD costeará indirectamente la compra de su tecnología con sus acciones.
OpenAI ha acordado incorporar a su infraestructura las GPU de la serie Instinct, permitiéndole disponer de hasta 6 gigavatios de capacidad de cómputo en los próximos años. Este pacto, valorado en miles de millones de dólares, coloca a los procesadores de AMD en el corazón de uno de los mayores desarrollos de centros de datos para IA.
Lo llamativo del asunto no es el qué, sino el cómo. En lugar de un desembolso directo, OpenAI recibirá hasta 160 millones de warrants sobre acciones de AMD. La concesión de estos derechos se efectuará por tramos, condicionados a que la cotización de AMD alcance ciertos objetivos de precio.
+Info: Un warrant da a su poseedor el derecho, pero no la obligación, de comprar (o en algunos casos vender) acciones u otro activo subyacente a un precio fijado (precio de ejercicio o strike) durante un periodo determinado o en una fecha concreta. Es parecido a una opción, pero tiene características propias que conviene conocer. Un warrant lo emite normalmente la propia compañía (o una entidad financiera ligada a ella), no un mercado de derivados estándar. Cuando se ejerce un warrant de compra la empresa suele emitir nuevas acciones para entregar al comprador; eso puede diluir la participación de los accionistas existentes. Los warrants suelen tener plazos más largos que las opciones tradicionales (meses o años), y cotizan en mercados secundarios, con su propio precio que refleja la cotización del subyacente, la volatilidad, el tiempo restante y las tasas de interés.
La última de estas metas depende de que cada acción llegue a los 600 dólares, una cifra considerable si se tiene en cuenta que rondaban los 165 dólares antes del anuncio y se dispararon a 222 dólares poco después. Si se cumplen todas las condiciones y el precio de las acciones acompaña, la participación de OpenAI podría alcanzar un valor cercano a los 100 000 millones de dólares, cubriendo con creces el coste del hardware. Un negocio redondo para OpenAI.
Una apuesta por la validación del mercado
El análisis de esta operación hace pensar que lo más probable es que OpenAI vaya vendiendo sus participaciones para sufragar la factura de los componentes. En la práctica, es un mecanismo ideado por AMD para costear la compra de uno de sus clientes más fuertes.
Es obvio que una organización como OpenAI haya optado por las GPU Instinct de AMD es un espaldarazo tremendo para su tecnología y una prueba fehaciente de que sus chips pueden manejar las cargas de trabajo más exigentes en el campo de la inteligencia artificial. Esta validación es un activo de un valor incalculable.
Esto abre las puertas de par en par a otros grandes clientes, sobre todo a los proveedores de servicios en la nube que ya utilizan las CPU de AMD.
Según las estimaciones del analista Timothy Arcuri de UBS, este acuerdo podría catapultar a AMD hasta una cuota de mercado del 30% en este segmento específico. En última instancia, quienes soportarán el coste de esta gigantesca operación serán los inversores que, con sus compras, eleven el precio de la acción. Es un plan diferente a la de su competidor directo, Nvidia, que ha optado por invertir capital en OpenAI a cambio de una participación en la compañía de IA. AMD, con menos opciones sobre la mesa, ha diseñado una jugada audaz para asegurar su presencia en el tablero.
Precio actual de las acciones de AMD