Perplexity ha decidido activar en Estados Unidos la función que habilita la compra de artículos sin necesidad de abandonar su interfaz de chat IA y usando Paypal como método de pago. Esta utilidad se ofrece sin coste alguno.
El sistema utiliza el entendimiento del contexto para afinar las sugerencias mucho más allá de una consulta típica. Si un usuario indaga sobre una chaqueta adecuada para los inviernos y su trayecto diario en ferry, el asistente no se limita a arrojar enlaces genéricos. Procesa esos detalles sobre el estilo de vida y el clima para presentar opciones muy específicas.
La visualización de estas propuestas se realiza mediante tarjetas informativas que desgranan las virtudes y defectos de cada producto, nutriéndose de reseñas y análisis técnicos existentes en la red para ofrecer una radiografía completa. Si la sugerencia encaja con lo que el usuario tenía en mente, el proceso de compra se completa allí mismo.
Gracias a la pasarela de PayPal, se utilizan las credenciales almacenadas para cerrar la transacción de inmediato con cualquier vendedor que acepte este método.
Detalle: A pesar de que el comprador no visita la web de la tienda, la compañía de inteligencia artificial insiste en que el vendedor mantiene el control total sobre los datos del cliente, gestionando desde el envío hasta las devoluciones y la fidelización posterior.
Al final del día, cuando el algoritmo sugiere una compra y el usuario pasa por caja, la empresa tecnológica espera recibir su parte del pastel en forma de comisión por la transacción.
Esta función coloca a Perplexity en un carril paralelo al de otros competidores como OpenAI o las nuevas funciones comerciales de Google. También el reciente acuerdo entre Google y Paypal.
Sin embargo, este atrevimiento tiene sus piedras en el camino. A principios de noviembre, Amazon envió una orden de cese y desistimiento relacionada con el navegador Comet de Perplexity, que intentaba completar compras en nombre de los usuarios. Esto demuestra que, aunque la tecnología camina hacia la autonomía total, las grandes corporaciones de comercio electrónico no están dispuestas a ceder su terreno tan fácilmente, dejando claro que «no todo el monte es orégano» cuando se trata de alterar las estructuras de poder del comercio online actual.