En las últimas semanas, compañías como Circle Internet Group, BitGo, Ripple y Paxos lograron aprobaciones preliminares para operar bajo marcos regulatorios federales, lo que indica que actores no bancarios están intentando asentarse con estatus regulado. Ahora, con PayPal Bank, la compañía quiere sumarse para facilitar préstamos y acortar los tiempos administrativos y los costes asociados a la tradicional intermediación bancaria, lo que, según sus responsables, facilitaría el acceso al capital por parte de pymes que necesitan liquidez para crecer.
El consejero delegado Alex Chriss ha comentado la relevancia de facilitar crédito a empresas emergentes y establecidas, señalando que el acceso a financiación sigue siendo una barrera para muchas pymes.
En su comunicado, Chriss defendió que disponer de una entidad propia mejoraría la eficiencia operativa de PayPal y permitiría que el grupo respondiera de manera más ágil a las necesidades financieras de sus clientes. La compañía apunta a consolidar su posición en el sector de pagos y crédito sin renunciar a las condiciones de supervisión que exige una banca regulada.
Con PayPal Bank, qué cambiaría para los clientes?
Si la solicitud obtiene luz verde, PayPal podría comenzar a originar préstamos por ellos mismos, en vez de depender de contrapartes que financien los créditos en su nombre, y a mantener saldos de clientes con protección FDIC. Eso supondría -literalmente- que ciertos productos que hoy se prestan mediante acuerdos externos pasarían a gestionarse desde su propio balance.
Para pequeñas empresas que ya usan sus servicios de cobro y facturación, la ventaja aparente sería una respuesta más rápida a solicitudes de crédito y condiciones de pago más integradas con el resto de sus herramientas financieras.
Desde la mirada de la empresa, la posibilidad de financiar operaciones internamente también permitiría optimizar el coste del capital y ajustar mejor los plazos de los créditos a las necesidades de sus clientes. No obstante, convertirse en banco implica asumir obligaciones regulatorias y de capital distintas a las de una fintech sin licencia nacional, lo que puede traducirse en cambios en la gobernanza y en otras exigencias de supervisión y cumplimiento.
La figura propuesta para presidir la entidad, Mara McNeill, aporta experiencia en finanzas corporativas y dirección de negocios globales, lo que la coloca como garantía de que la intención de la empresa es gestionar la nueva institución con criterios propios de la banca tradicional, pero manteniendo los lazos con su base tecnológica y comercial.