La estatal de Bolivia Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) ha decidido incorporar criptomonedas en sus transacciones de importación de energía. Esta medida aparece debido a la escasez de dólares y combustibles, lo que ha causado largas filas en las estaciones de servicio y protestas en diversas ciudades del país.
Un portavoz de YPFB confirmó a Reuters que el gobierno ha autorizado el uso de activos digitales para paliar la crisis y garantizar los subsidios a los combustibles.
La caída de las reservas de divisas en Bolivia tiene su origen en la reducción progresiva de las exportaciones de gas natural, un recurso que durante décadas posicionó al país como un exportador neto de energía. Sin embargo, la falta de nuevos grandes yacimientos ha revertido esta situación, obligando al gobierno a depender cada vez más de las importaciones para cubrir la demanda interna.
Aunque aún no se ha realizado ninguna transacción con criptomonedas, el gobierno tiene previsto hacerlo en el corto plazo. Y esta decisión se ve respaldada por un cambio de postura del Banco Central de Bolivia, que en el verano pasado levantó la prohibición sobre Bitcoin y otras criptomonedas impuesta en 2014. Ahora, las instituciones financieras pueden realizar transacciones con estos activos digitales, aunque estos no han sido reconocidos como moneda de curso legal en el país.
Al mismo tiempo, Bolivia está investigando otras formas de reducir su dependencia al dólar estadounidense. Como parte de esta estrategia, el gobierno ha comenzado a analizar el uso del yuan chino y el rublo ruso dentro de sus reservas internacionales.
Esta apertura hacia las criptomonedas coloca a Bolivia en la misma línea que otros países latinoamericanos que han adoptado medidas favorables a los activos digitales. El caso más notorio es El Salvador, que en 2021 se convirtió en el primer país del mundo en establecer Bitcoin como moneda de curso legal –aunque dejó de tenerla en enero de 2025 por acuerdos con Estados Unidos tras la nueva presidencia de Trump-. Brasil también ha avanzado en esta dirección, impulsando regulaciones que facilitan el uso de estos activos en el sector financiero.