Tesla cerró el segundo trimestre con 384 122 vehículos entregados, lo que supone un descenso del 13,5 % respecto al mismo periodo de 2022. La marca comandada por Elon Musk acumula dos trimestres débiles, tras un primer tramo del año que ya alcanzó mínimos no vistos en más de veinte meses.
Aunque la empresa atribuyó el bache inicial al ajuste de sus líneas para el Model Y mejorado, las cifras del segundo trimestre no muestran recuperaciones sustanciales, pese a que no hubo paradas de producción previstas.
Según fuentes internas, algunos trabajadores de las líneas -incluyendo Model Y y Cybertruck- llegaron a quedarse en casa a finales de mayo sin previo aviso, lo cual contribuyó a mantener la entrega global en niveles bajos.
Tesla afronta recortes de personal y nuevos mandos
A finales de mes, la compañía dará cuenta de sus resultados financieros del trimestre, mostrando el efecto de este frenazo en sus cuentas. A mediados de junio, Musk despidió a Omead Afshar, su colaborador de mayor confianza y vicepresidente responsable de fabricación y ventas en EEUU y Europa.
Tras centrar más horas en sus empresas y cerrar su etapa en la administración Trump, el consejero delegado asume ahora también las funciones comerciales que cubría Afshar.
Al mismo tiempo, Tesla lanzó en Austin una versión limitada de su servicio de Robotaxi y promete una próxima generación de turismos más accesibles; sin embargo, no ha confirmado si la producción de esos modelos comenzó en el primer semestre como había anunciado.
La controversia con Donald Trump durante la aprobación fiscal
En paralelo a las turbulencias comerciales, estalla de nuevo la pelea pública entre Musk y el expresidente Donald Trump. La reciente Ley de gastos, que suma 3,3 billones de dólares a la deuda federal, originó un cruce de amenazas.
El presidente ha puesto nuevamente sobre la mesa la amenaza de suprimir los miles de millones de dólares en subsidios que las corporaciones de Musk reciben del gobierno. La disputa tiene su origen en la denominada «Ley de la Gran y Hermosa Billete», una legislación que, según Musk, «llevaría a Estados Unidos a la bancarrota» y pondría en jaque su anhelo de llegar a Marte.
La tensión aumentó cuando Trump sugirió que Doge, el organismo de recorte presupuestario que el propio Musk dirigió, podría examinar las ayudas gubernamentales a sus empresas, e incluso llegó a especular con la deportación del empresario de origen sudafricano. La respuesta de Musk en la red social X fue contenida: «Es muy tentador intensificar esto. Pero me abstendré por ahora».
Esta renovada hostilidad tuvo una consecuencia directa en el parqué, donde las acciones de Tesla (NASDAQ: TSLA) cedieron un 5% tras las palabras de Trump. No obstante, en estos momentos ya recupera ese 5%, volviendo a cotizar entorno a los 315 dólares.