En las últimas semanas, el precio de Bitcoin frente al euro ha escalado superando el umbral de los 98 000 € tras una fase de acumulación que despertó la atención de analistas y aficionados, que algunos ya lo anteponen frente al Euro por su declive.
Durante la primavera, ese nivel había funcionado como límite, pero ahora ha cedido ante un movimiento sostenido que ha dado lugar a una tendencia alcista de peso. Tras el retroceso a 85 000 € en el segundo trimestre, los compradores regresaron con fuerza, defendiendo el nivel de 90 000 € como si fuera su última trinchera.
El resultado ha sido una vela mensual con fuerza, acompañada por un trazado en “escalera” en gráficos semanales que evidencia la creciente confianza de los operadores. En estos momentos, BTC cotiza alrededor de los 102 000 euros y con objetivos de dejar a un lado los 105 000 euros para buscar la zona de los 150 000 €.
Reacción del BCE
Mientras el mercado celebra el buen curso de Bitcoin, el Banco Central Europeo ha lanzado un mensaje de preocupación. Sus responsables han dicho que el auge de las monedas digitales respaldadas por el dólar avanza a pasos agigantados, ejerciendo presión sobre la soberanía monetaria de la eurozona.
En su advertencia, el BCE sugirió volver a promover el uso del euro en pagos electrónicos, con la mirada puesta en un euro digital que pueda recuperar la credibilidad de la divisa comunitaria. Sin embargo, el reglamento MiCA ha dejado en manos de unos pocos emisores el sello de autorización, y aquellos que cumplen los requisitos suelen acabar bajo la tutela más estricta de la autoridad, al más puro estilo de las soluciones centralizadas que critican. Lo que es obvio que poco parece importarles las razones de por qué los europeos prefieren usar Bitcoin y monedas estables vinculadas al dólar en vez de al euro.
Un cambio de fe en la moneda
Este ambiente de tensión revela un giro en la percepción mayoritaria. Si antes el euro era considerado como esa garantía institucional que todos guardaban, ahora hay un sector creciente de inversores que prefiere al Bitcoin como depósito de valor.
Lejos de quedar en la órbita del mero especulador, la criptodivisa se interpreta como una forma de recelo ante decisiones inflacionarias y procedimientos centralizados. Los reguladores, en su mayoría, exhiben cautela y parecen carecer de respuestas claras para detener este empuje.
El comentario de Max Keiser -“el euro está cayendo a cero frente al bitcoin”-, por muy exagerado que suene, refleja un estado de ánimo: ¿qué pasará si el BCE no logra restablecer la fe en su Euro Digital o no pone freno al empuje de las “stablecoins”?