Los informes recientes de Goldman Sachs y Morgan Stanley llegan antes de que NVIDIA haga públicas sus cifras, y ambos señalan cuestiones que podrían condicionar la reacción del mercado: desde informaciones sobre limitaciones en la venta de ciertas GPU en China hasta la posible cautela de la propia dirección en sus previsiones comerciales.
Goldman Sachs adopta un tono mesurado y algo prudente en su cobertura.
El banco recuerda que, históricamente, el primer semestre suele concentrar la mayor parte de la revalorización de la acción, mientras que la segunda mitad del año tiende a moverse sin motores tan evidentes.
Con un precio objetivo situado en 200 dólares y una recomendación de compra, no obstante la entidad advierte que la ausencia de nuevos impulsores en el gasto en capital de las grandes tecnológicas durante la segunda mitad podría dejar a NVIDIA sin demasiadas excusas para otro repunte. Esa interpretación se apoya en lo observado en 2023 y 2024, años en los que los movimientos alcistas se relajaron tras el calor inicial del ejercicio.
Para Goldman, la cuestión central no es la demanda actual, sino los catalizadores que sostendrán la cotización más adelante. El banco piensa que las previsiones de gasto en capital del sector tecnológico as decisiones de inversión de las grandes empresas- no muestran mejoras cuantificables para el segundo semestre, lo que, en su opinión, reduce los motivos para una apreciación sostenida del título hasta que arranque un nuevo ciclo de inversión, previsiblemente en el primer semestre del próximo año.
Además, la firma puntualiza varios elementos concretos que, a su juicio, condicionarán cómo se mueva la acción: la guía sobre gasto de capital que NVIDIA ofrezca en la temporada de resultados del tercer trimestre, el grado de detalle que la compañía aporte sobre su próxima generación de GPU Rubin, y la claridad sobre su posición en el mercado chino, tema que aparece constantemente en las páginas de análisis tras las informaciones sobre posibles restricciones de determinados modelos.
Morgan Stanley plantea una lectura diferente, más favorables en términos relativos.
El banco reconoce que la confianza en NVIDIA sufrió a inicios del ejercicio ante sucesos como la venta masiva relacionada con DeepSeek, rumores sobre retrasos de Blackwell y dudas sobre el gasto en centros de datos, pero sostiene que muchos de esos factores han dejado de ser el centro de atención.
En su balance, la firma mantiene una sólida expectativa sobre la demanda y estima que NVIDIA registrará alrededor de 52 500 millones de dólares en ingresos en el trimestre de octubre; hay, eso sí, inversores que mantienen estimaciones más optimistas -hasta 55 000 millones-.
Además indica que NVIDIA podría mostrar prudencia al cuantificar sus expectativas en China; esa contención -si se confirma- podría, paradójicamente, reducir la incertidumbre que hoy pesa sobre la compañía. Los informes sobre restricciones al modelo H20 en China han añadido ruido, pero para el banco ese tipo de noticias, bien interpretadas, pueden ayudar a clarificar el alcance real de la oportunidad comercial y las limitaciones regulatorias o licenciatarias existentes.
Joseph Moore, el analista de Morgan Stanley, mantiene que el precio de la acción hoy refleja en parte una trayectoria de subida gradual en los próximos doce meses, aunque remarca que la compañía probablemente será conservadora en su balance sobre oferta y variables relacionadas con China.
Variables que decidirán el tramo final del año
Frente a ambos mensajes, los inversores se enfrentan a una dicotomía elemental: ¿se mantiene la confianza en una narrativa de crecimiento continuado a pesar de datos operativos más comedidos, o prevalecerá la cautela ante la falta de nuevos empujes en gasto corporativo y la opacidad que sigue rodeando ciertos mercados? Las respuestas dependerán, en buena medida, de la lectura que la dirección de NVIDIA haga en su comparecencia y de cuánto detalle aporte sobre productos y mercados que actualmente generan dudas.