RGB Mini-LED

Con los nuevos paneles RGB Mini-LED, la televisión se viste de colores puros

Después de más de una década de continuas mejoras en los televisores LED como la atenuación local, los puntos cuánticos y la retroiluminación Mini-LED, los fabricantes parecen haber encontrado un nuevo camino, los televisores RGB Mini-LED.

Un televisor RGB Mini-LED utiliza diminutos diodos rojos, verdes y azules en lugar de los anteriores LED blancos o azules con filtros de color. Al eliminar intermediarios como los filtros y los puntos cuánticos, la luz llega más directa y pura, permitiendo alcanzar niveles de brillo que superan a los de un OLED y una cobertura cromática que roza el 95 % del estándar BT.2020. Para ponerlo en perspectiva, un OLED se acerca al 80 %.

Este cambio implica a la capacidad de manejar reflejos en estancias muy iluminadas y la reproducción de contenidos HDR. En números, el modelo Hisense 116UX es capaz de alcanzar más de 5500 nits en ventanas del 10 %, mientras que el mejor OLED disponible ronda los 2500.

Aunque la tecnología de fondo es la misma, cada fabricante la está bautizando de manera distinta. Hisense se queda con el término RGB Mini-LED, Samsung la presenta como Micro RGB TV y Sony ha optado por RGB LED TV. TCL también trabaja en su propia versión, pero aún no ha confirmado fechas de llegada al mercado.

Las diferencias entre marcas no se limitan al nombre. Samsung, por ejemplo, apuesta por LED más pequeños en su serie R95 Micro RGB, lo que le permite colocar una mayor cantidad por panel y lograr un control de retroiluminación más preciso, mejorando el contraste frente a lo que ofrece Hisense.

RGB Mini-LED: Puntos fuertes y limitaciones frente al OLED

La gran baza de los televisores RGB Mini-LED está en su brillo y en su gama cromática, pero no todo es terreno ganado. Frente a los OLED, siguen por detrás en negros puros y ángulos de visión. También la facilidad para escalar tamaños. Mientras que los OLED llevan años estancados en medidas muy concretas, los RGB Mini-LED permitirán crear televisores de gran formato sin las mismas complicaciones técnicas. Los primeros modelos de más de 110 pulgadas son prueba de ello, y no parece descabellado que en los próximos años aparezcan tamaños todavía mayores.

Los OLED tienen la ventaja de contar con píxeles autoemisivos, capaces de apagarse individualmente para generar negros puros y un contraste prácticamente infinito. En cambio, los RGB Mini-LED dependen de la atenuación local en zonas, y por muchos miles de LED que se utilicen, nunca igualarán el control a nivel de píxel. Esto se traduce en que, aunque ofrecen negros profundos, no llegan a la precisión de un OLED en escenas muy oscuras.

Tampoco pueden competir en ángulos de visión. Como parten de paneles LCD de tipo VA, muestran degradación de color y contraste cuando se observan fuera del eje central. Aquí los OLED siguen siendo imbatibles; verlos desde un lateral o desde el frente apenas cambia la percepción de la imagen.

Entre la promesa y la realidad del mercado

Hoy por hoy, los televisores RGB Mini-LED son televisores de nicho fuera del alcance de la mayoría y disponibilidad limitada a unos pocos modelos de gama alta. Sin embargo, la dirección es la de una retroiluminación más precisa, un brillo fuera de lo común y un espectro de color más amplio.


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