Apenas unos días después de que la junta directiva de Warner Bros Discovery (WBD) diera su visto bueno unánime a la propuesta de compra presentada por Netflix, Paramount ha decidido no quedarse de brazos cruzados y ha lanzado una oferta pública de adquisición (OPA) hostil.
Se trata de una contraoferta agresiva dirigida directamente a los accionistas, esquivando a la cúpula directiva que ya había sellado su alianza con el gigante del streaming. Paramount ha puesto sobre la mesa 108400 millones de dólares, una cifra que supera con creces los 82700 millones acordados previamente con Netflix, y lo hace con una proposición íntegramente en efectivo de 30 dólares por acción, frente a la mezcla de efectivo y valores bursátiles que componía la opción rival.
Mientras que Netflix pretende hacerse únicamente con la «joya de la corona», es decir, la división de estudios de cine, televisión, videojuegos y la unidad de streaming (HBO Max), dejando fuera los canales de cable, Paramount aspira a la totalidad del conglomerado. Es importante esta distinción ya que el plan actual de WBD contempla dividir la empresa en dos mitades el próximo año, segregando sus activos más lucrativos de las redes de televisión lineal.
Paramount sostiene que esta decisión se basa en una valoración ilusoria de los canales de cable, conocidos como Global Networks, y argumenta que dicha división cargaría a esa nueva entidad con un nivel de deuda insostenible, dejándola prácticamente inoperante desde su nacimiento.
Divergencias en la valoración de activos y la estrategia de deuda
La situación financiera de WBD es delicada, acumulando una deuda bruta que rozaba los 34500 millones de dólares a finales de septiembre. La intención de la actual directiva era transferir la mayor parte de este pasivo a la nueva empresa de canales de cable, una jugada que Paramount califica de temeraria y carente de fundamentos sólidos de negocio.
Para respaldar su propia ofensiva, Paramount ha armado una robusta arquitectura financiera que incluye 40700 millones de dólares provenientes de la familia de David Ellison y RedBird Capital. A esto se suman compromisos de deuda por valor de 54000 millones asegurados por entidades bancarias de primer nivel como Bank of America y Citi, así como el apoyo de Apollo. Además, la operación cuenta con el respaldo de algunos fondos soberanos de Oriente Medio y la firma de inversión de Jared Kushner, lo que dota a la propuesta de un músculo económico difícil de ignorar.
En una misiva enviada a David Zaslav antes de que se oficializara el acuerdo con Netflix, Paramount ya había cuestionado la transparencia del proceso, sugiriendo que la dirección de WBD no estaba velando por el mejor interés de sus inversores al ignorar hasta seis propuestas previas en un lapso de tres meses. Ahora, al dirigirse directamente a los propietarios de las acciones, buscan forzar una decisión que la junta directiva había desestimado.
Por otro lado, Paramount, que recientemente fue adquirida por Skydance, argumenta que su integración con WBD enfrentaría menos trabas burocráticas que la fusión con Netflix. Este último escenario implicaría la unión de dos de los mayores servicios de streaming, lo que inevitablemente encendería las alarmas de los organismos de competencia.
Incluso el presidente Donald Trump ha manifestado que la cuota de mercado resultante de la unión con Netflix podría ser problemática, mientras que los ejecutivos de Paramount confían en que su menor tamaño y sus relaciones con la administración faciliten el camino.
Maniobras políticas y el peso de las penalizaciones contractuales
WBD ha comunicado que dispone de diez días hábiles, hasta el 19 de diciembre, para evaluar esta nueva proposición y emitir una recomendación formal a sus accionistas. De momento, instan a no tomar ninguna medida precipitada y mantienen su apoyo al acuerdo firmado con Netflix.
Por su parte, Ted Sarandos, codirector ejecutivo de Netflix, ha mostrado una tranquilidad casi pasmosa, declarando que la intromisión de Paramount era algo totalmente esperado y reiterando la solidez de su pacto, el cual consideran beneficioso tanto para la creación de empleo como para el consumidor final. Sin embargo, el reloj corre, ya que la oferta en efectivo de Paramount tiene como fecha de caducidad el próximo 8 de enero.
Existe un factor disuasorio importante en forma de penalizaciones económicas que blinda el acuerdo actual. Si la transacción con Netflix no llega a buen puerto por causas atribuibles al gigante del streaming, este debería abonar a WBD la friolera de 5800 millones de dólares. En el caso inverso, si es WBD quien decide romper el contrato para irse con otro pretendiente, tendría que pagar a Netflix 2800 millones de dólares.